miércoles, 10 de mayo de 2017

El paseo teocrático


 

    La escena se desarrolla en una ciudad española. Carmen, Lola y Pepa salen a predicar en horario de 10 de la mañana a 1 del mediodía. Quedan en la cafetería a las 10 para desayunar y charlar un rato. El rato dura casi una hora, habida cuenta de la amena charla que protagonizan. Salen a la calle cerca de las 11 y se pasean plácidamente por la zona más comercial del municipio, que les queda de paso, deteniéndose ante los escaparates. Comentan lo graciosos que están los vestidos de temporada y el colorido y estampado que tienen. Comentan el maravilloso diseño de los zapatos de temporada. Se detienen en casi todos los escaparates. El paseo por una parte de la zona comercial y la animada charla a tres les lleva una hora larga. 

    -Bueno -dice Lola-, es hora de que coloquemos por lo menos un folleto.

    -Sí -añade Carmen-, es que como sigamos así no nos vamos a estrenar.

    -Claro -comenta Pepa-, ¿qué os parece si le colocamos algo a ese señor que viene?

    -Ay, Pepa -interviene Lola-, ese tipo tiene cara de pocos amigos. Nos va a mandar a freir espárragos. Mejor abordamos a esa señora que está mirando el escaparate.

    -A esa señora, no, que es muy devota de las procesiones -señala Carmen- y encima se enfada si le predicamos.

    Y siguen su camino, esta vez por la plaza, donde a esa hora hay poco ambiente. Se dan sus pausados paseos arriba y abajo y Pepa se dispone a abordar a un ciudadano.

    -¡No! -increpa Lola-, ése es el párroco de la iglesia de aquí al lado. Ni nos va a hacer caso. Y encima hasta se reirá.

    -Vaya -dice Carmen-, pues sí que tenemos bien apañada la mañana. 

    -Y que lo digas -replica Pepa-. Ya vemos que esta mañana ni abrimos la boca.

    -Qué le vamos a hacer -comenta Lola-. Ya casi es la una del mediodía y tenemos que marcharnos.

    -Sí, lo dejamos para otro día –añade Carmen-. Se nos va a echar encima la hora de comer y hay que ir a casa.

    -Bueno -tercia Lola-, que no se os olvide informar tres horas de predicación cada una de nosotras.

    -Pero si no hemos predicado -dice Pepa-. ¿Cómo vamos a informar?

    -Amiga -aclara Lola-, aquí lo importante es el tiempo que hemos estado en la predicación y no el hecho de predicar. Lo que se informa es el tiempo que pasamos en el servicio del campo.

    -Exacto -finaliza Carmen-, lo importante es el tiempo que hemos pasado en la predicación, aunque no se predique. Bien, ¿qué os parece si quedamos mañana a la misma hora?

    -Vale -dijeron al unísono las otras dos-, mañana a la misma hora.  

 

2 comentarios:

  1. Jajaaja... típico dia de precursores, no se diga de los testigos que atienden los carritos, pasan horas sin que se acerquen personas a los mismos, esa es la urgente predicación que a implementado La Organización, que mas bien es marketing publicitario de su marca JW.org.
    Es una perdida de tiempo estar parados o sentados sin siquiera dirigir una palabra, y mas triste es ver a jovenes que en aras de demostrar que son " espirituales" permanecen horas y horas perdiendo el valioso y privilegioso tiempo de la juventud, lo importante en esta Organización son los números, no importa si se te pasa la vida asi, lo importante es que informes horas para maquillar sus anuarios llenos de numeros sin sentido.

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  2. Que buena descripción de la predicación testiguil, así mismo es. Y muchos precursores empiezan el cuento a las 8 de la mañana; hasta la una son 5 horitas diarias, ¡que espiritualidad, que emana por sus cuatro costados!
    En fin, esta realidad solo viene a demostrar que la "urgentisima" predicación "del reino" es simplemente un placebo para hacer sentir algo de utilidad a los adeptos.
    Lo importante ya está hecho: ya son miembros que reciben puntualmente su limpieza cerebral semanal en la que se les insufla la necesidad de CONTRIBUIR.
    ESE es el verdadero objetivo.
    Lo que hagan con su tiempo de "predicacion" da exactamente igual, con tal de que no vayan a enredarse con otras actividades personales, interesantes y enriquecedoras, porque entonces los deseos de seguir siendo explotados corren peligro de disiparse...

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