martes, 22 de agosto de 2017

Resulta que el Cuerpo Gobernante no es el ‘esclavo fiel y discreto’

 

    El actual Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová se ha autoproclamado como el único ‘esclavo fiel y discreto’ nombrado por el propio Jesucristo. Se asegura que tal nombramiento le fue dado en 1919. Sin embargo en 1919 no existía el actual Cuerpo Gobernante. Por lo tanto el nombramiento, de haber tenido lugar, habría recaído en 1919 en una corporación distinta a la del Cuerpo Gobernante.

    Por Cuerpo Gobernante se entiende el grupo que hoy dirige los asuntos espirituales de los testigos de Jehová. Tal grupo vino a la existencia en 1971, lo que significa que no existía en 1919. El Cuerpo Gobernante tomó las riendas espirituales de los testigos el 1 de enero de 1976. Hasta entonces todos los asuntos espirituales eran cosa del presidente de la Watch Tower.

    Pero la dirigencia jehovista insiste en que en 1919 sí existía el Cuerpo Gobernante. En efecto, así es; pero a lo que se llama ‘cuerpo gobernante’ de 1919 es a la junta directiva de la Sociedad Watch Tower y dicha junta era un cuerpo gobernante de la sociedad mercantil, pero no de los testigos de Jehová. Entonces no existían los testigos de Jehová, que vinieron a la existencia en 1931. El cuerpo gobernante mercantil o junta directiva de la Watch Tower estaba sujeta al presidente de la Sociedad, que era el que dirigía a los Estudiantes de la Biblia, no a los testigos de Jehová.

    A partir de 1931 el presidente de la Sociedad, entonces Rutherford, comenzó a dirigir los asuntos espirituales de los testigos de Jehová, que así se llamó al 27% de los Estudiantes de la Biblia que no habían abandonado las filas entre 1926 y principios de 1927. Pero los testigos de Jehová solamente eran los ‘ungidos’ o ‘Israel espiritual’, por la razón de que los testigos de Jehová de tiempos antiguos eran los que pertenecían al ‘Israel natural’.

    Cuando en 1935 Rutherford dijo que había ‘una gran muchedumbre de otras ovejas’,  éstas no se consideraban ‘testigos de Jehová’ porque no eran parte del Israel espiritual. En la actualidad solamente serían testigos de Jehová propiamente dicho los que forman el Israel espiritual, que son los que pertenecen a la congregación. Los de la gran muchedumbre solamente son asociados y no pertenecen a la congregación, por lo que no procede su expulsión de la misma.

    Sin embargo Rutherford no cayó en la cuenta de que la ‘gran muchedumbre’ no aparece hasta después de la gran tribulación, según se lee en el Apocalipsis. La gran muchedumbre es un grupo que sale de la gran tribulación. Por tanto su aparición en 1935, tal como impuso Rutherford, no es más que una doctrina errónea que no está de acuerdo con la Biblia. Esto lo saben no pocos superintendentes y ancianos, que no se explican por qué razón los líderes de Warwick no han cambiado todavía este errado punto de vista, aunque suponga un masivo abandono de las filas por parte de muchos.

    Hay un detalle esclarecedor en relación con la identidad del ‘esclavo fiel y discreto’, cuyo nombramiento no puede ser aplicado al Cuerpo Gobernante actual. Recientemente un miembro del Cuerpo Gobernante declaró ante el juez que él nada tenía que ver con la Sociedad Watch Tower. Eso significa que si un miembro del Cuerpo Gobernante nada tiene que ver con la Watch Tower, los demás miembros tampoco. Y si nada tienen que ver con la Watch Tower, quiere decir que no pertenecen a la junta directiva de esa Sociedad. Y si no pertenecen a la junta directiva de la Watch Tower, eso significa que no pueden ser el esclavo fiel y discreto, ya que el nombramiento lo habría hecho Jesucristo a los miembros de la junta directiva de la Watch Tower en 1919. Pero si resulta que los miembros del Cuerpo Gobernante actual no son parte de la junta directiva, tampoco pueden ser el esclavo fiel y discreto.

    Este asunto está circulando en muchas congregaciones del mundo y está haciendo reflexionar a superintendentes y ancianos, algunos de los cuales han pedido explicaciones a la dirigencia. Muchos de los aludidos creen que el esclavo fiel y discreto es cada uno de los cristianos en tanto dan a otros el alimento de la verdad bíblica. En modo alguno puede ser una junta directiva de una sociedad mercantil y comercial. Los primeros cristianos no estaban regidos por una sociedad mercantil que se erigiera en esclavo fiel y discreto. Cada uno de aquellos cristianos era un esclavo fiel y discreto.

    Queda claro, entonces, que el actual Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová no puede ser el esclavo fiel y discreto, ya que Jesucristo a nadie nombró como tal en 1919, y menos a los dirigentes de una sociedad mercantil que solamente pensaban en ampliar su capital en base a editar más libros y revistas. Y como los miembros del actual Cuerpo Gobernante reconocen que no son parte de la junta directiva de la Watch Tower, quiere decir que tampoco son el esclavo fiel y discreto, ya que, de serlo, lo sería la junta directiva de la Watch Tower.

    

 

lunes, 14 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (y 6)



    Al igual que el relato de Eusebio sobre la carta de Jesucristo al rey de Edesa, la Iglesia hizo pasar como verídica la llamada ‘donación de Constantino’, donación que, a favor de la Iglesia, también se demostró falsa, pues el escrito había sido realizado siglos después de Constantino y hecho pasar por más antiguo. Eso de hacer pasar documentos recientes por más antiguos es lo que precisamente ha caracterizado a la Iglesia Católica. Así, pues, los evangelios se escribieron en el siglo IV y se hicieron pasar como documentos del siglo I. Y Eusebio creó su ‘Historia eclesiástica’ con hipotéticos personajes que venían del siglo I y a los que hizo pasar por sucesores de los apóstoles. Y además creó las cartas de los ‘padres’ apostólicos para dejar ‘testimonio’ de que los evangelios eran fidedignos, al igual que los personajes que los circundaban. Toda la historia de la Iglesia y de los evangelios se basa en un novelado impuesto como un conjunto de personajes y hechos reales.

    Por regla de tres, quien nos miente en lo poco, nos está mintiendo también en lo mucho. Pero Eusebio nos mintió en todo. No en vano le llaman ‘el gran embustero de la Iglesia’. Pero Eusebio lo que realmente pretendía con sus escritos era tratar de demostrar que los evangelios y las cartas apostólicas eran escritos genuinos y que fueron producto del siglo I. También pretendía demostrar que la Iglesia de Roma era la sucesora legítima de los apóstoles, aunque dejó de lado a los apóstoles que supuestamente regían la Iglesia desde la propia Jerusalén. Y dejó de lado al apóstol Juan, a quien le hubiera correspondido el legítimo derecho de gobernar la Iglesia. Pero, claro, Eusebio sabía que ni existieron Juan ni los demás apóstoles, y ni siquiera Jesucristo, pues él mismo los había inventado.     

    Ahora bien, o mal, Eusebio se obligó a mentir en sus escritos porque debía obedecer órdenes del emperador Constantino. Y Eusebio sabía cómo se las gastaba el emperador, quien mandó asesinar a su propio hijo. Si no perdonó a su hijo Crispo, menos le hubiera perdonado a Eusebio. Así que Eusebio escribió. Pero algo debían de contener los escritos del Nuevo Testamento de Eusebio, probablemente una serie masiva de acrósticos que los delataban como falsificaciones, para que poco más de medio siglo después el obispo de Roma ordenase urgentemente a Jerónimo de Estridón que tradujese aquello al latín, un idioma que prácticamente nadie hablaba, rompiéndose así la cadena de acrósticos de los escritos griegos de Eusebio. Jerónimo tradujo y agregó lo suyo. Y ahí fue cuando surgió la Vulgata latina y posteriormente los códices que, basados en esa Vulgata, fueron hechos pasar por la Iglesia como de los siglos II y III al copiarlos en papiro con caracteres antiguos.    

    Los primeros códices del Nuevo Testamento datan del siglo IV y no existen códices de siglos anteriores. Ello se explica porque el Nuevo Testamento fue escrito en el siglo IV y no antes. Y los primeros templos y sepulcros cristianos son también del siglo IV, algo lógico, pues no existió el cristianismo antes de que lo instituyese Constantino y Eusebio y Lactancio escribieran los libros del Nuevo Testamento, para lo cual Eusebio creó los personajes de Jesucristo y los apóstoles y los ubicó en la época de César Augusto, Herodes, Pilatos y otros personajes históricos, con el objeto de que el relato fuera más creíble.

    El principal historiador del tiempo en que se supone que vivió Jesucristo, Filón de Alejandría, nada escribe sobre él. De haber existido realmente Jesucristo, Filón hubiera escrito libros sobre él. Con Josefo ocurre otro tanto, que no escribe nada sobre Jesús de Nazareth porque antes de su tiempo y en su tiempo no existió Nazareth y tampoco Jesús. La cuña que sobre el Nazareno aparece en un escrito de Josefo se sabe que es espuria y fue añadida probablemente por Eusebio de Cesarea en el siglo IV. Los relatos del Nuevo Testamento hemos de tomarlos como lo que realmente son: literatura a la que no hemos de adaptar la vida, tal como tampoco la adaptaríamos al relato cervantino del Quijote.

 

 

 

sábado, 12 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (5)


    No se sabe con seguridad quién o quiénes escribieron los evangelios y las cartas apostólicas. Aunque la Iglesia afirma sin pruebas que fueron escritos en el siglo I, se sospecha que los evangelios y algunas cartas las escribió Eusebio de Cesarea, en tanto que casi todas las epístolas paulinas las habría escrito Lactancio, ambos en el siglo IV, a las órdenes del emperador Constantino, quien pretendía instaurar una nueva religión común para el Imperio, y esa religión sería el cristianismo, del que los historiadores de siglos anteriores al IV nada saben, a pesar de que la Iglesia ha hecho pasar como de los siglos I a III escritos que realizó a partir del finales del siglo IV. Fue precisamente en ese siglo IV cuando Constantino fundó no solamente la Iglesia Católica, sino el cristianismo.

    Constantino nombró los primeros epíscopos (obispos) en el año 312 y su primera reunión con ellos la celebró el 313 en la ciudad francesa de Areles (Arles).  El emperador nunca se hizo cristiano, aunque la Iglesia diga lo contrario. Constantino murió atendido por Eusebio de Nicomedia, a quien la Iglesia cataloga de hereje. No murió al amparo de una religión que él mismo había hecho inventar. A finales del siglo IV el emperador Teodosio impuso obligatoriamente en todo el Imperio, bajo pena de muerte, el cristianismo que su antiguo predecesor Constantino había instaurado.

     La atribución de la autoría del Nuevo Testamento a Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Pedro y Santiago es tradición de la Iglesia Católica y se basa en los escritos de Eusebio de Cesarea, que ya se sabe que se inventó a los padres de la Iglesia y a ellos les atribuyó unas supuestas cartas que en modo alguno pudieron escribir, ya que no existieron tales padres de los siglos I a III, excepción hecha de un par de ellos a quienes Eusebio les colgó escritos ‘cristianos’ de los que aquéllos no eran autores. De todas maneras, ninguno era ‘padre’ de la Iglesia.

    Tras convocarse el Concilio de Nicea en el año 325, concilio al que existieron 64 epíscopos nombrados por Constantino, a los tales se les suministró una copia de los ‘nuevos testimonios’ (o Nuevo Testamento) confeccionados por Eusebio y Lactancio, según las órdenes de Constantino. Ninguno de los epíscopos había tenido hasta entonces acceso a dichos escritos que desconocían por completo. Algunos de esos epíscopos nombrados no estuvieron de acuerdo con ciertos aspectos de la nueva religión, entre ellos Arrio.

    Las cartas atribuídas a Pablo fueron escritas antes que los evangelios. Lo más lógico es que, quien primero escribe, narre la historia de los personajes centrales, en este caso Jesucristo y los apóstoles. Sin embargo ‘Pablo’ guarda absolutamente silencio al respecto y menciona a un Cristo intangible y no humano. Las citas paulinas sobre un Jesucristo textual no cabe duda de que son inserciones tardías en el texto. Es raro que el primer narrador del cristianismo no diga absolutamente nada sobre la existencia terrenal y hechos del hipotético fundador de ese cristianismo, aunque sí mencione a unos supuestos primeros seguidores post apostólicos. La aparición de personajes reales en las cartas paulinas, así como en los evangelios, no significa que los relatos hayan sido reales. Las novelas históricas se ambientan precisamente en los tiempos de ciertos personajes reales, que no quiere decir que los personajes centrales o protagonistas de esas novelas hayan existido.

    Eusebio de Cesarea menciona en su ‘Historia eclesiástica’ que Jesucristo le escribió una carta al rey de Edesa, en contestación a otra que el monarca le había enviado. Según Eusebio, la carta estaba en los archivos de Edesa. Este relato fue tomado como verídico por siglos, hasta que se descubrió que era inventado. Si Eusebio fue capaz de mentir tan descaradamente en aras de una supuesta investigación histórica, hemos de entender que nos mintió en todo lo que escribió en su ‘Historia eclesiástica’ y en otras historietas de corte similar, como las cartas que atribuyó a unos presumibles ‘padres’ de la Iglesia.

 

viernes, 11 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (4)


 
    Volvamos a Jerónimo de Estridón. Para componer su Vulgata se valió de una de las copias del Nuevo Testamento en griego producidas por Eusebio de Cesarea. Se valió también de una selección de traducciones latinas del texto griego mencionado, traducciones un tanto libres que no seguían fielmente el texto griego y que por tanto diferían del mismo. Con estos dos tipos de documentos produjo el de Estridón, no sin quebraderos de cabeza, la Vulgata latina. No consultó textos del Nuevo Testamento de los siglos I al III porque no los halló. Y no los halló porque no existían. Los papiros que actualmente se presentan como de los siglos II y III, realmente no son de esos tiempos, pues siguen fielmente los textos de la Vulgata que Jerónimo compuso cerca de finales del siglo IV. Y si los papiros son reproducciones de los textos de la Vulgata y ésta es de finales del siglo IV, por lógica esos papiros no pueden ser de los siglos II y III.

    Pero la pregunta que surge ahora es: ¿No se escribió el Nuevo Testamento, evangelios y cartas, en el siglo I? Y si se escribió en el siglo I, ¿por qué no existían copias de los mismos en el siglo IV? ¿O sí existían? ¿Se basó Eusebio de Cesarea en esas presumibles copias antiguas y luego las destruyó, por cuya razón Jerónimo no habría tenido acceso a ellas? El caso es que no se conocen códices anteriores al siglo IV, en que se produjo el Sinaíticus, hipotéticamente basado en copias más antiguas, pero que nada se sabe de ellas.

    Ningún historiador de los siglos I a III da razón de la existencia del cristianismo en esos siglos. A unos pocos de esos historiadores se les han introducido cuñas a favor del cristianismo en los escritos, para hacer creer que eso lo escribieron ellos; pero está demostrado que las cuñas son espurias. Tales historiadores, de haberlo sabido realmente, hubieran escrito libros enteros sobre Jesucristo y el cristianismo. Nos encontramos, pues, con que solamente los escritores del Nuevo Testamento hablan de la existencia de Jesús, los apóstoles y los primeros cristianos en el siglo I, entendiéndose que los cristianos continuaban activos durante los siglos II y III, aunque no hay registro histórico que lo confirme.

    Nos preguntamos si Eusebio de Cesarea no es realmente el autor de todos o casi todos los libros del Nuevo Testamento, al menos de los evangelios, y que todo eso lo escribió en el siglo IV, a petición del emperador Constantino. Es que Eusebio ya nos coló todas las mentiras habidas y por haber con su ‘Historia eclesiástica’ y las cartas de los padres apostólicos, de los que tampoco da razón la Historia seglar. Y resulta que estos padres citan de los evangelios. Si no existieron, ¿cómo es que defienden la existencia de los evangelios?

    No tenemos más remedio que llegar a la conclusión de que absolutamente todo es producto de la mente de Eusebio, que actuaba a las órdenes del emperador, el cual pretendía establecer una religión única en el Imperio. Y sería precisamente en el siglo IV, en tiempos de Constantino, cuando nacería el cristianismo. Por tanto los evangelios no serían más que una novela histórica impuesta a la fuerza como suceso real para poder establecer la nueva religión. Jesucristo y los apóstoles serían los personajes centrales de la novela. Es como si se impusiera la creencia de que existió don Quijote de la Mancha y el pueblo lo aceptara a ojos cerrados y tildara de apóstata o hereje a quien no lo aceptara.

 

 

jueves, 10 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (3)


    En el siglo XVI los protestantes se separaron de la Iglesia Católica y llevaron la Biblia tal cual la tenía la Iglesia, ya con los textos de ‘la gran inserción’ incorporados al evangelio de Lucas. Los protestantes nada sabían de estas añadiduras y creyeron que toda la Biblia era Palabra segura de Dios que venía del siglo I y en ella basaron exclusiva y literalmente sus creencias. Con el tiempo los protestantes se dividieron en varias sectas que a su vez originaron otras. Todas ellas continúan basándose únicamente en la Biblia, ignorando que el Nuevo Testamento había sido retocado y ampliado por la Iglesia Católica siglos atrás. Los protestantes y otras sectas aceptaron además que el Nuevo Testamento había sido escrito por quienes decía la Iglesia, que es lo que Eusebio de Cesarea aseguró en sus escritos, principalmente en su obra ‘Historia eclesiástica’ y en las cartas de los padres apostólicos.

    La Historia seglar no da razón alguna de la existencia de los padres mencionados por Eusebio, a excepción de Tertuliano y Orígenes, a quienes Eusebio hizo pasar por cristianos y retocó sus escritos. Eusebio, pues, se inventó a los padres apostólicos y apologetas de los siglos I a mediados del III. Después no menciona a más padres porque se supone que estarían vivos para el tiempo en que Eusebio escribía. Y se inventó asimismo las cartas a ellos atribuídas y la historia de la Iglesia, creando personajes que entroncaban con los apóstoles, todo por vía de Roma, olvidando que los apóstoles se suponía que estaban activos en Jerusalén y otros lugares orientales en el siglo I y a tales apóstoles les correspondería con más propiedad ser los dirigentes reales de la Iglesia. Eusebio, que estaba a las órdenes del Emperador Constantino, se inclinó por una Iglesia romana, y eso por obligación.

    Josefo nada sabía de Jesucristo y sus apóstoles y por eso nada escribió sobre ellos. Las breves reseñas que figuran en alguno de sus escritos no son más que cuñas insertadas a machamartillo en el siglo IV, precisamente por Eusebio de Cesarea, quien de paso interpoló a otros autores en el mismo sentido que a Josefo. De haber sabido Josefo de la existencia de Jesucristo hubiera escrito varias obras sobre él. La Iglesia dice que la figura de Jesús no interesaba. ¿No interesaba una persona que convertía el agua en vino, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos? El evangelio afirma que su fama traspasó las fronteras. Definitivamente, sí interesaba la figura de Jesucristo, tal como interesaban las de los forajidos. Una persona que cura a los enfermos y resucita a los muertos interesa del todo aún a sus propios enemigos.

    El historiador Filón de Alejandría, que vivió justamente en el tiempo en que se supone que vivió Jesucristo, tampoco escribió nada sobre él. Filón era el cronista principal de su tiempo y, aunque vivía en Alejandría, estaba al tanto de los acontecimientos de Judea y otros lugares. Extraña su silencio. Como también extraña que los anales de Roma nada hayan registrado sobre Jesús. El propio emperador, bajo cuya jurisdicción estaba Judea, de haber sabido de este insólito personaje, le hubiera hecho llamar a su presencia. Los historiadores de los siglos I a III nada saben tampoco de Jesucristo y eso también resulta extraño. ¿Es que no hubo un solo historiador a quien interesara la figura de Jesucristo, cuando sí interesaban otras figuras de mucho menor calibre? ¿Se pusieron de acuerdo todos los historiadores para no hablar de la existencia de Jesucristo? Eso es más o menos lo que la Iglesia parece dar a entender.

 

miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (2)

 

    Jerónimo no solamente tradujo al latín los textos griegos o los trasladó desde otras traducciones latinas, sino que recompuso completamente los evangelios. Se cree que fue él quien añadió a Mateo y a Lucas los pasajes del nacimiento de Cristo, así como los 18 primeros versículos de Juan. Y se cree asimismo que fue él quien empezó a añadir a los evangelios los pasajes de la resurrección de Cristo, inexistentes en el Códice Sinaíticus. Igualmente se estima que fue Jerónimo quien hizo pasar a Jesús como procedente de Nazareth, cuando Nazareth no se cita en la literatura hasta principios del siglo IV, habiéndose fundado su sinagoga más allá de mediados del siglo III.

    Nazareth fue fundada por una de las divisiones sacerdotales de Jerusalén que huyó de la devastación de los romanos en el año 135 y se estableció en la ladera de la colina a cuyo pie se extendía el cementerio de Jafra. En el año 67 los romanos habían masacrado a los varones de Jafra, los cuales fueron enterrados poco más de kilómetro y medio al norte, en la llanura del lugar donde después se levantó Nazareth. Pero Jerónimo ignoraba todo esto y creyó que Nazareth llevaba muchos siglos de existencia. Del año 333 existe un mapa que indicaba a los peregrinos las ciudades que habían de recorrer en Tierra Santa, partiendo de Belén, que era la ciudad de David. En el mapa no figura Nazareth; sin embargo el evangelio que hoy conocemos asegura que Jesús se crió en Nazareth y que esa ciudad era importante porque tenía sinagoga.

    El códice Sinaíticus no menciona para nada a Nazareth, a pesar de que los análisis con rayos ultravioletas han detectado que se borraron escrituras más antiguas y se reescribieron textos encima para acordarlos con los textos posteriores de la Vulgata. El historiador Flavio Josefo, del siglo I, que era de Galilea, menciona en sus escritos todas las poblaciones de Galilea y no aparece Nazareth en la relación. No aparece, no porque no fuera importante, que lo era, ya que tenía sinagoga, según el evangelio. Nazareth no aparece en la relación de poblaciones porque en los tiempos de Josefo no existía esa población. Y si no existía, porque se fundó a partir de mediados del siglo II, ¿cómo pudo Jesús andar por Nazareth en el primer tercio del siglo I?

    Así pues, no existieron papiros ni otros documentos neotestamentarios en los siglos I al III, por mucho que quiera decir y tratar de probar la Iglesia. Los papiros que se hacen pasar como procedentes de los siglos I a III siguen la línea de la Vulgata latina de Jerónimo, de la que surgieron varios códices. Y siendo la Vulgata y los papiros copiados de ella producidos a finales del siglo IV o principios del V, no pueden esos papiros ser anteriores al siglo IV. El códice más antiguo, el Sinaíticus, que se cree que es una de las cincuenta copias que escribió Eusebio, es aún más antiguo que la Vulgata y además difiere de ella porque Jerónimo recompuso todo el Nuevo Testamento a partir de una copia de los textos griegos de Eusebio y de las traducciones latinas de los textos de Eusebio. No se limitó únicamente a traducir y no halló documentos neotestamentarios de siglos anteriores porque no los había.

    La Iglesia fue añadiendo textos a la Vulgata latina a lo largo de los siglos. Para ello retiraba los códices más antiguos depositados en distintas bibliotecas y monasterios y los sustituía por los nuevos, todo a fin de hacer parecer que lo escrito era realmente más antiguo. La última añadidura la hizo hacia principios del siglo XV y ésa es conocida por los teólogos como ‘la gran inserción’. Se trata de los textos de Lucas 9:51 a 18:14, los cuales no figuran en el códice Sinaítico y en algún otro códice antiguo, aunque sí en todos los demás códices que fueron amañados con posterioridad. A mediados del siglo XV Gutemberg inventó la imprenta y su primer trabajo fue la Biblia. Dado que se imprimieron no pocos ejemplares de la Biblia, con base en la Vulgata, los cuales fueron a parar a diversas manos y no se controló del todo el asunto por la Iglesia, ésta no retocó más los textos neotestamentarios.

 

martes, 8 de agosto de 2017

¿Se escribió el Nuevo Testamento en el siglo IV? (1)

 

    El códice del Nuevo Testamento más antiguo que existe es el Sinaíticus, escrito en griego antes de mediados del siglo IV. Se cree que es una de las cincuenta copias que efectuó Eusebio de Cesarea por encargo del emperador Constantino. Este códice no contiene los dos primeros capítulos de los evangelios de Mateo y de Lucas, ni los 18 primeros versículos del evangelio de Juan. Tampoco contiene los pasajes de la resurrección, apariciones y ascensión de Jesucristo. Los cuatro evangelios principian en realidad con la predicación de Juan el Bautista en el desierto y terminan con la puesta en la tumba de Jesús. El códice es tan diferente de otros posteriores, que muchos teólogos dicen que es herético.

    Cerca de finales del siglo IV el obispo Dámaso de Roma (entonces no existía la figura del Papa) le encargó a Jerónimo de Estridón que elaborase la Vulgata Latina o traducción al latín del texto griego de Eusebio. Jerónimo se valió de uno de los códices en griego del Nuevo Testamento y de las traducciones latinas existentes del mismo. Jerónimo escogió para su trabajo las traducciones latinas del texto griego que mejor le parecieron, así como una de las copias de los códices de Eusebio. No empleó supuestos escritos del Nuevo Testamento de los siglos I a III por la sencilla razón de que no existían en su tiempo. De haber existido, los hubiera tenido en cuenta. Solamente se valió de los textos griegos de Eusebio y de una selección de traducciones latinas de los mismos.

    Jerónimo recalcó que el trabajo era difícil, pues los textos a la vista presentaban múltiples diferencias. Así que se las arregló como pudo, no solamente para traducir los textos, sino para recomponerlos y fundirlos en un texto latino definitivo, que fue la Vulgata, que incluía varios añadidos que no se hallaban en los originales. Los escritos griegos y latinos anteriores a la Vulgata fueron destruídos, aunque alguno escapó, entre ellos el Códice Sinaíticus, el más antiguo de todos. Este códice lo descubrió Konstantin Von Tischendorf en el monasterio de Santa Catalina del Monte Sion, a mediados del siglo XIX.

    De la Vulgata latina, ya a finales del siglo IV o principios del V, se hicieron los códices que hoy conocemos y que fueron retocados por la Iglesia durante los siglos, a medida que añadía textos al Nuevo Testamento, para lo cual retiraba los códices más antiguos y ponía en su lugar los nuevos. Todos estos códices siguen fielmente el texto de la Vulgata, en tanto que el códice Sinaíticus difiere sustancialmente de los códices basados en la traducción latina de Jerónimo.

    La Iglesia hizo pasar los códices basados en la Vulgata como si fueran producto de los siglos II y III, por medio de copiarlos en papiro con caracteres de otros tiempos, y así hacer creer a los lectores que los evangelios y cartas atribuidas a los apóstoles y otros autores neotestamentarios eran mucho más antiguos. Pero ¿cómo pueden ser anteriores al códice Sinaíticus unos escritos que se basan en la Vulgata y que provienen de finales del siglo IV, mientras el códice Sinaíticus es de antes de mediados de ese siglo IV? Jerónimo no conoció escritos neotestamentarios anteriores al siglo IV. Solamente se basó en los textos griegos de Eusebio y en las traducciones latinas anteriores a la Vulgata y que diferían entre sí, pues ‘cada cual tradujo el texto griego como pudo’.