martes, 27 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (13)

 

(Traducción del libreto de John Power)

 
La Biblia no dice que los judaítas estuvieron 70 años en el destierro babilónico después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado (y 4)

 
    La VAT 4956 es una tablilla cuneiforme que se conoce como ‘diario astronómico’. En su cabecera el texto menciona que se escribió en el año 37 de Nabucodonosor y da, en el transcurso de un mes, las posiciones de la luna y de los cinco planetas conocidos en aquel tiempo. Trece de las posiciones son lunares. En las otras quince no entra la luna.

    En otro tiempo el Cuerpo Gobernante enseñaba que este diario era falso, por ser una copia tardía. Pero se descubrió otra copia exactamente igual y en ambas aparecía en una línea la expresión ‘está roto’. Si la copia no fuera fiel al original, el escriba no hubiera hecho figurar el texto de ‘está roto’. El escriba insertó esto porque no podía leer esa parte del original.

    Ahora el Cuerpo Gobernante admite que la VAT 4956 es correcta, pero solamente en lo que concierne a las trece posiciones lunares y desecha las quince posiciones estelares de los planetas. Sin embargo el conjunto de estas veintiocho posiciones hizo que los astrónomos llegaran a descubrir la que llaman ‘fecha científica absoluta’. Para ello introdujeron los datos de la tablilla en el programa informático que utilizan para conocer los eclipses y las posiciones estelares en un lapso de 25.920 años.

    Los 25.920 años son el tiempo que tarda el eje inclinado de la Tierra en dar un giro de 360 grados. Durante ese largo tiempo las posiciones de los astros son diferentes día a día. Transcurridos los 25.920 años, las posiciones se repiten. Como desde el tiempo de Nabucodonosor apenas han transcurrido 2.600 años, al programa informático le resultó sumamente sencillo calcular el año exacto en que se dieron las posiciones marcadas en el diario astronómico VAT 4956.

    De esta manera los científicos descubrieron que el año 37 de Nabucodonosor correspondía al 568 a.e.c. y a ese año lo denominaron ‘año científico absoluto’, el cual sirve hoy, mejor que el 539 a.e.c., para medir la corriente del tiempo en la Historia. Por tanto, si el año 37 de Nabucodonosor es el 568 a.e.c., su año de ascenso, 37 años atrás, fue el 605 a.e.c. Por esa razón, porque le echa abajo el 625 a.e.c. como año de ascenso de Nabucodonosor que trata de imponer por todos los medios posibles, la gerencia de los testigos de Jehová aduce que la VAT 4956 no es exacta más que en las posiciones lunares.

    Sin embargo es de todo punto imposible calcular el 568 a.e.c. como año científico absoluto teniendo únicamente las trece posiciones lunares de la tablilla. La razón está en que la Luna tiene un recorrido por el firmamento que se conoce como ‘Saros’ y dura dieciocho años y diez días.

    Al cabo de ese tiempo la Luna vuelve a ocupar el mismo lugar en el firmamento. Desde el tiempo de Nabucodonosor hasta hoy han transcurrido innumerables periodos Saros de la Luna, por lo que no es posible calcular a qué año de nuestro computó correspondió el 37 de Nabucodonosor indicado en la tablilla que nos ocupa. Solamente si se tienen en cuenta todas las posiciones de la VAT 4956, las veintiocho posiciones, es posible calcular el 568 a.e.c. como año científico absoluto. (Fin del capítulo).

 

lunes, 26 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (12)

 

(Traducción del libreto de John Power)

 
La Biblia no dice que los judaítas estuvieron 70 años en el destierro babilónico después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado (3)

 
La creencia de que los judaítas estuvieron 70 años en el destierro después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado la heredó Russell del adventista Barbour, y Russell ni siquiera investigó el asunto, aceptando ciegamente lo que Barbour le decía y predicándolo como si fuera palabra divina de la Biblia.

    Los testigos de Jehová aceptan hoy esta creencia porque así la enseña el Cuerpo Gobernante; pero los Testigos no han leído correctamente el capítulo 29 de Jeremías y dan por sentado que dice lo que el Cuerpo Gobernante dice.

    Jeremías 29:10 es interpretado incorrectamente en el sentido de que los judaítas habrían de estar 70 años desterrados en Babilonia. Pero eso no es lo que dice el versículo. Jeremías habla del tiempo en que Babilonia habría de durar como imperio absoluto después de haberse anexionado la ciudad de Harrán, el último bastión de Asiria.

    En ese versículo 10 despista al lector la preposición ‘en’ (‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia…’). Según los eruditos en el antiguo idioma hebreo, esta preposición no está correctamente traducida en la TNM (Traducción del Nuevo Mundo). Casi todas las demás versiones y traducciones bíblicas han corregido el pasaje debido a que en los manuscritos hebreos la preposición que aparece no se traduce por ‘en’, al menos en este caso, sino por ‘a, de, para’. Cualquiera de estas tres preposiciones es válida. La preposición ‘en’ pudiera serlo, pero en este caso se presta a confusión por parte del lector. Esta corrección se hizo a partir de principios del siglo XX (no XXI).

    Así, en las traducciones bíblicas que se basan en los manuscritos hebreos o los consultan, leemos en Jeremías 29:10, por citar dos ejemplos: ‘Cuando a Babilonia se le cumplan los setenta años…’ (Biblia de Jerusalén). O: ‘Cuando se cumplan los setenta años de Babilonia…’ (Nácar Colunga). Vemos que los 70 años se refieren a Babilonia y no a los años que los judaítas pasaron en el destierro.

    Pero lo más impactante es la versión de la TNM que apareció en Suecia sobre el año 2002. Ahí se corrigió el versículo de esta manera: ‘Conforme se cumplan setenta años para Babilonia…’ El Cuerpo Gobernante dejaba caer, debido al escándalo suscitado en Suecia por lo incorrecto de la versión bíblica anterior, que los 70 años se referían a Babilonia. Posteriormente esta versión del 2002 se hizo desaparecer y se volvió al versículo 10 de Jeremías 29 con el texto ‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia…’

    Hemos sacado a colación la Lista de los Reyes en Uruk y la estela de Adad Guppi, silenciadas por el Cuerpo Gobernante porque certifican que los listados de Beroso y Tolomeo son exactos y están de acuerdo con los centenares de miles de tablillas cuneiformes descubiertas en la antigua Babilonia. Y acerca de la tablilla VAT 4956, algo ha comentado la gerencia de los testigos de Jehová en sendas Atalayas de finales del 2011. Pero la información es demasiado engañosa para el lector que no esté al tanto del asunto. (Continúa en la parte 4).

sábado, 24 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (11)

(Traducción del libreto de John Power)


La Biblia no dice que los judaítas estuvieron 70 años en el destierro babilónico después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado (2)

En el capítulo 52 menciona Jeremías tres destierros: el del año 7 de Nabucodonosor, el del año 18 y el del año 24. El versículo 2 del capítulo 29 de Jeremías aclara que el profeta escribía a los desterrados del año 7, es decir, a los desterrados de once años atrás de cuando fue destruída Jerusalén.

    En la parte central de la Biblia hay una estrecha columna a la que remiten los textos. En este caso el texto del versículo 2, que indica que los desterrados eran los del tiempo del rey Jeconías, remite a 2 Reyes 24:8 y versículos siguientes. 2 Reyes 24:8 dice que el rey Joaquín, que es el Jeconías del que habla Jeremías, fue tomado prisionero en el año 8 del reinado de Nabucodonosor y fueron llevados al destierro muchos habitantes de Jerusalén. Jeremías indica que fueron 3.023 personas, en tanto que los desterrados de cuando Nabucodonosor destruyó Jerusalén 11 años después fueron 832.

    Los desterrados del año 8 de Nabucodonosor son los mismos que los del año 7 que dice Jeremías. Todo es cuestión de entender que los judaítas contaban como año primero de reinado el de ascenso del rey, en tanto que las demás naciones contaban el primer año del rey después del tiempo o año de ascenso.

    Entonces es a los desterrados del año 7-8 de Nabucodonosor a los que escribe Jeremías, y no a los desterrados del año 18-19, en que fue arrasada Jerusalén. Y a estos desterrados del año 7-8 son a los que aplica Jeremías los 70 años. Si estos años fueran de destierro, los cautivos tendrían que haber salido de Babilonia 11 años antes, que no salieron porque Ciro aún no había conquistado Babilonia.

    Si el Cuerpo Gobernante dice que  los desterrados del año 18-19 de Nabucodonosor estuvieron cautivos 70 años en Babilonia, entonces los desterrados de 11 años antes habrían estado 81 años en el cautiverio. Pero Jeremías 25:12 hace ver que el tiempo máximo en que se le había de servir al rey de Babilonia era de 70 años y no de más.

    Jeremías 25:12 dice textualmente: ‘Cuando se cumplan setenta años, pediré cuentas al rey de Babilonia’. A los testigos de Jehová se les enseña que el texto se refiere al año 537 a.e.c., en que, según el Cuerpo Gobernante, los judaítas salieron del destierro. Pero en el año 537 a.e.c. ya no existía el rey de Babilonia y por ello no se le pudieron pedir cuentas. Las cuentas se le pidieron justamente en el año 539 a.e.c., que fue cuando dejó de reinar por haber sido invadida Babilonia por los persas y los medos. Pedirle cuentas aun rey significaba que no reinaría más.

    Los 70 años se cumplieron justamente en el 539 a.e.c. y comenzaron en el 609 a.e.c. con la toma de Harrán y caída total del imperio asirio. Esos 70 años son el tiempo en que Babilonia reinó como imperio absoluto entre las naciones y no el tiempo en que los judaítas permanecieron desterrados.

    Debido a que los 70 años no se aplican a los desterrados del año 18-19 de Nabucodonosor, sino a los del año 7-8, y debido a que esos 70 años no se refieren al tiempo en que los judaítas estuvieron cautivos en Babilonia, se viene abajo la base doctrinal de los 70 años sobre la que se fundamentan las fechas 607 y 537 a.e.c., al igual que las de 1914 y 1919.  (Continúa en la parte 3).

 

 

viernes, 23 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (10)


(Traducción del libreto de John Power)

 
La Biblia no dice que los judaítas estuvieron 70 años en el destierro babilónico después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado (1)
 
   He aquí el quid de la cuestión. La base de todas las doctrinas de la organización de los testigos de Jehová está precisamente en esos supuestos 70 años que los judaítas pasaron en el destierro babilonio después de que Nabucodonosor asolara la ciudad de Jerusalén en el año 18 de su reinado. El libro de Jeremías dice que fue en el año 19. Mas para el caso viene a ser lo mismo, porque los 70 años que los Testigos entienden que duró el cautiverio resulta que se refieren al tiempo en que Babilonia gobernó como imperio después de la conquista completa de Asiria, con la toma de la ciudad de Harrán.

    Los textos de Jeremías, Daniel y 2 Crónicas no se refieren al destierro de los judaítas. Eso es parte del entendimiento doctrinal que los adventistas -en este caso el adventista Barbour- le transmitieron a Russell, sin que éste dudase un ápice de lo que aquellos declaraban.

    Ya muchos judíos de la antigüedad entendían erróneamente que el destierro del año 18-19 de Nabucodonosor había durado 70 años; pero eso fue el resultado del entendimiento de la lectura que tenían los rabinos en las sinagogas, pues el pueblo no leía. Incluso Josefo habla de esos malentendidos 70 años, aunque se cree que el texto es una interpolación de algún escriba posterior, porque Josefo, en su obra ‘Contra Apión’, menos conocida, escribe que desde la destrucción del Templo de Jerusalén por Nabucodonosor hasta la puesta de sus cimientos en el año segundo de Ciro, habían pasado justamente 50 años. Y esto que escribe Josefo está demostrado por la Arqueología.

    A los testigos de Jehová se les ha enseñado a leer el texto de Jeremías 29:10 como sigue: ‘Conforme ustedes cumplan setenta años de destierro en Babilonia, yo me acordaré de ustedes y los devolveré a su tierra’. Pero el texto dice simplemente: ‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia, yo me acordaré de ustedes…’ El texto en cuestión es parte de la carta que Jeremías escribió a los desterrados de Jerusalén, tal como indica el versículo 1 del capítulo 29 de Jeremías.

    Los Testigos entienden que cuando Jeremías escribió esa carta, Jerusalén estaba destruída y nadie vivía en ella. Sin embargo el versículo 1 dice que Jeremías escribió su carta ‘desde Jerusalén’, lo que significa que vivía en la ciudad.

    También entienden los Testigos que al tiempo de la carta de Jeremías no había rey en Jerusalén ni había gente para llevar al destierro. Sin embargo en el versículo 16 del mismo capítulo 29 la carta continúa diciendo: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová al rey que se sienta en Jerusalén y a sus hermanos que no han salido con ustedes al destierro’.

    Es decir, que cuando Jeremías escribía a los desterrados de Jerusalén había rey en Jerusalén y había gente que aún no fue llevada al cautiverio. Por lo tanto Jeremías no podía estar escribiendo a los desterrados del año 18-19 de reinado de Nabucodonosor, que fue cuando el rey babilonio arrasó Jerusalén. ¿A qué desterrados escribía Jeremías? (Continúa en la parte 2).

 

jueves, 22 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (9)

(Traducción del libreto de John Power)


La Biblia no dice que Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor en el año 607 antes de nuestra era (y 3)

Russell predicó el año 1914 como el del Armagedón, tal como está escrito en las Atalayas de aquel tiempo y en el segundo tomo de Estudios en las Escrituras. Cuando pasó 1914 y el Armagedón no vino, Russell cambió la fecha de 1914 a 1915 y así lo publicó en el segundo tomo referido, el titulado ‘El tiempo se ha acercado’. De ahí que haya dos versiones distintas de ese segundo tomo: uno con la fecha de 1914 y otro con la de 1915 para el Armagedón.

    Rutherford ni se inmutó con las fechas. En su tiempo el año 1914 quedó en blanco, aunque en 1930 comenzó a insinuar que lo que había ocurrido en 1914 fue el inicio del reinado de Jesucristo en el cielo, ello sin aportar pruebas.

    En 1943 Franz eliminó la fecha de 1874 y la pasó a 1914, al tiempo que adelantaba al 607 la fecha del 606 a.e.c. Esta movida de fechas obedecía al descuadre de un año entre el 606 a.e.c. y 1914. Ahora los 2.520 años quedaban cuadrados, al adelantar la fecha del 606 al 607 a.e.c.

    Franz pudo haber hecho lo que Russell: pasar la fecha de 1914 a 1915: pero creía que 1914 cumplía profecía bíblica con el estallido de la guerra mundial y por otro lado, aparte de que creía profundamente que el esclavo fiel había sido nombrado sobre los bienes del Amo en 1919, temía que, al suprimir el año 1914, se le quedaran vacías las filas, que fue lo que le ocurrió a Rutherford entre 1926 y principios de 1927 cuando se le fue más del 70% de los Estudiantes de la Biblia debido a que impuso como bíblicas unas doctrinas que no venían en la Biblia.

    Como es sabido, desde 1918 Rutherford predicaba que ‘Millones que ahora viven no morirán jamás’. En 1920 imprimió el folleto del mismo título, que se distribuyó masivamente por toda Norteamérica, en tanto que un ejército de predicadores se dejaba caer en las principales ciudades. Rutherford aseguraba que, según la Biblia, en 1925 resucitarían los patriarcas y vendría el Armagedón.

    Transcurrió 1925 y los patriarcas no resucitaron. Tampoco se vio llegar el Armagedón, por lo que gran parte de los Estudiantes de la Biblia comenzaron a desasociarse. Según el Anuario de la Warch Tower de 1928, en la Conmemoración de la muerte del Señor de 1927 solamente participaron algo menos de veinticuatro mil personas, de las más de ochenta y nueve mil que habían participado en 1925.

    Rutherford no terminaba de aceptar su derrota y en 1929 recaudó fondos de los Estudiantes de la Biblia y construyó en San Diego la lujosa mansión de Beth Sarim, con la idea de dar cobijo a los patriarcas que, según él pensaba -o había hecho pensar-, habrían de resucitar en aquellos días.

    Mientras llegaban los patriarcas, Rutherford ocupó la mansión. En 1939 adquirió un terreno colindante y construyó la mansión de Beth Shan, en la que habilitó dos refugios antiaéreos, pensando que la guerra de Europa se extendería a los Estados Unidos.

    Rutherford murió el 8 de Enero de 1942 en la mansión de Beth Sarim y su cadáver permaneció tres meses y medio en una heladera, mientras se tramitaba el permiso de enterramiento ante las autoridades municipales. Tras la concluyente negativa de éstos, Rutherford fue enterrado en secreto y a día de hoy no se sabe dónde está su tumba. Se cree que fue enterrado en Beth Sarim, tal como había sido su deseo. (Fin de la tercera parte del capítulo).

 

 

martes, 20 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (8)

 

(Traducción del libreto de John Power)
 

La Biblia no dice que Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor en el año 607 antes de nuestra era (2)


    En tiempos de Birks otros teólogos y escrutadores bíblicos barajaban la fecha del 606 a.e.c. como el año de ascenso de Nabucodonosor al trono de Babilonia. Los historiadores decían que tal ascenso había tenido lugar en el 605 a.e.c., siendo por tanto el año de la destrucción de Jerusalén el 587 a.e.c.

    Teólogos del tiempo de Birks notaron que Jeremías dice que Nabucodonosor destruyó Jerusalén en el año 19 de su reinado. Así, dado que esa destrucción aconteció en el 587 a.e.c., lo que hicieron fue sumar 19 años al 587 y llegaron a la fecha del 606 a.e.c. como año estimado del ascenso de Nabucodonosor. Por supuesto, los teólogos calculistas se equivocaron, ya que no es lo mismo decir ‘el año 19 que 19 años’. El año 19 supone que han pasado 18 años. Por ello los teólogos debieron haber sumado 18 años al 587 y así hubieran llegado a la fecha correcta que daban los historiadores para el ascenso de Nabucodonosor, o sea, el 605 a.e.c.

    En el año 1844 otro teólogo, Edward B. Elliot, publicó el libro titulado ‘Horas con el Apocalipsis’. En él expone por vez primera que los siete tiempos de Daniel, que equiparó a los 2.520 años inventados por Brown en 1823, duraban del 606 a.e.c. a 1914. Por supuesto, se equivocó en un año de menos y el cómputo de Elliot entre el 606 a.e.c. y 1914 es en realidad de 2.519 años.

    Al principio de los años setenta del siglo XIX, Nelson H. Barbour llega a Londres, se dirige a la Biblioteca pública y topa con el libro ‘Horas con el Apocalipsis’ que había publicado Elliot en 1844. Como resultado de la lectura, Barbour aceptó las fechas 606 a.e.c. y 1914, aunque él pensaba que la presencia invisible de Jesucristo en el cielo acaecería en 1874 y el comienzo de su reinado en 1878.

    Barbour cambió el significado de la fecha 606 a.e.c. y, en lugar de aceptarla como el año de ascenso de Nabucodonosor, predicó que el 606 a.e.c. fue el año 18 de Nabucodonosor, en que habría destruído Jerusalén y su Templo. Así, pues, en contra de los historiadores, Barbour adelantó la subida al trono de Nabucodonosor al 624 a.e.c.

    Al mismo tiempo Barbour confundió los siete tiempos de Daniel con los tiempos de los gentiles mencionados en el evangelio de Lucas. Para él ambos tiempos eran la misma cosa y duraban 2.520 años, mientras que para sus antecesores eran tiempos distintos, pues los tiempos de los gentiles comenzaban a partir de la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70.

    Todas estas fechas y sus correspondientes doctrinas las publicó Barbour en su revista ‘El heraldo de la Mañana’, un ejemplar de la cual llegó a manos de Russell en enero de 1876. Russell se entrevistó con Barbour y aceptó cuanto éste le dijo. Por tanto Russell aceptó, entre otras, la fecha del 606 a.e.c. como la de la destrucción de Jerusalén; la del 536 a.e.c. como el año de la salida del destierro de los judaítas; la de 1874 como el año de la presencia invisible de Cristo en el cielo, y la de 1914 como el año del Armagedón o destrucción de todos los reinos y gobiernos humanos. (Continúa en la parte 3).

 

lunes, 19 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (7)

 

(Traducción del libreto de John Power)

La Biblia no dice que Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor en el año 607 antes de nuestra era (1)


   La fecha del 607 a.e.c. para la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor fue establecida tan tarde como en 1943 y apareció por primera vez en el libro ‘La verdad os hará libres’, publicado por la Sociedad Watch Tower y escrito por el vicepresidente de la misma, Fréderick W. Franz.

    Por entonces una sola persona se encargaba de emitir las doctrinas y escribir la literatura, dado que aún no había subido al estrado el Cuerpo Gobernante y lo que llaman cuerpo gobernante anterior a 1971 está referido a la junta directiva de la Sociedad Watch Tower, la cual únicamente operaba como cuerpo rector de la mercantil y no como dirigente espiritual de los testigos de Jehová. La gerencia espiritual estaba encomendada exclusivamente al presidente de la Watch Tower.

    En tiempos de Russell, él mismo se encargaba de las doctrinas y la literatura. Lo mismo era cierto en tiempos de Rutherford. Pero en el caso de Knorr, que era hombre de empresa, las cuestiones doctrinales se le encomendaron a Franz, considerado como el teólogo único de la Sociedad.

    Este Franz fue quien en 1966 escribió el famoso y polémico libro rojo ‘Vida eterna en libertad de los hijos de Dios’,  que dejaba caer que el fin del sistema, y por tanto el Armagedón e inicio del séptimo milenio -lo que implicaba la restauración del paraíso en la Tierra- acaecerían en el otoño de 1975. Transcurrido el año y constatarse que el Armagedón no vino y que tantos Testigos habían vendido sus propiedades para dedicarse a la predicación de tiempo completo antes de llegar el fin del sistema, la gerencia de los Testigos culpó a éstos de entender lo que los escritos no querían decir, aunque en 1980 el Cuerpo Gobernante aceptó parte de culpa por hacer creer que el Armagedón venía en 1975. En realidad debió haberse culpado plenamente, pues un Testigo que no creyese que venía el Armagedón en 1975 era amonestado por los ancianos y tratado poco menos que como apóstata.

    En los años cuarenta del siglo veinte no existía el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, aunque lo que hoy llaman ‘cuerpo gobernante’ de aquel tiempo se refiere a la junta directiva de la Watch Tower. El actual Cuerpo Gobernante vino a la existencia en 1971, habiendo desde entonces dos cuerpos gobernantes: la junta directiva de la mercantil Watch Tower, que rige sobre la entidad aludida, y el conjunto de miembros propiamente conocido como Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová.

    Ni Russell ni Rutherford conocieron la fecha del 607 a.e.c. En su lugar predicaban la del 606 a.e.c. como el año de la caída de Jerusalén a manos de Nabucodonosor, que fue lo que el adventista Barbour le transmitió a Russell.

    La fecha del 606 a.e.c. no es invención o descubrimiento de Russell y tampoco lo es de Barbour. Esta fecha aparece publicada por vez primera en el libro ‘Primer elemento de la profecía sagrada‘, que lanzó en 1843 el famoso teólogo inglés Thomas Rawson Birks. Pero la fecha tampoco es invención de Birks. (Continúa en la parte 2)

 

 

domingo, 18 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (6)

(Traducción del libreto de John Power)


 
La Biblia no dice en qué año de nuestro cómputo cayó Babilonia (y 2)

    Como Labashi Marduk murió en su año de ascenso y no llegó al año primero de reinado, su tiempo se cuenta como cero años. Los reyes babilonios a partir de Nabucodonosor reinaron un total de 66 años. Estos 66 años los sumaron los historiadores al año 605 a.e.c., en que ascendió Nabucodonosor, y así corroboraron básicamente el año 539 a.e.c. como el de la caída de Babilonia.

    La gerencia de los testigos de Jehová no menciona para nada las tablillas cuneiformes conocidas como ‘Lista de los reyes en Uruk’ y ‘Estela de Adad Guppi’. Ambas tablillas, descubiertas a mediados del siglo XX en las tierras antiguas de Babilonia, están completamente de acuerdo con los listados de Beroso y Tolomeo, de los cuales los líderes de los Testigos dicen que no son exactos, cuando está demostrado que lo son, tanto por la Historia como por la Arqueología y por la Astronomía.

    Adad Guppi era la madre del rey babilonio Nabonido. Ella murió a los 104 años de edad, en el año noveno de su hijo el rey de Babilonia. Los tiempos de reinado de Nabucodonosor a Nabonido (su año noveno) que figuran en la estela de Adad Guppi coinciden plenamente con los tiempos que dan los listados de Beroso, Tolomeo y la Lista de los reyes en Uruk. Además estos tiempos están igualmente documentados por Josefo en su obra ‘Contra Apión’, que fue la última que escribió y, dado que no era muy conocida en la antigüedad, no tuvo interpoladores como probablemente fue el caso de obras anteriores.

    Es evidente que, si los historiadores se hubieran equivocado en dar el año 609 a.e.c. como el de la caída de Harrán y final del imperio asirio, también se habrían equivocado en la fecha del 539 a.e.c. para la caída de Babilonia. Pero la fecha del 539 está corroborada por los listados de los historiadores.

    En lo que respecta a la fecha del 609 a.e.c., una corroboración importante de la misma la ofrece la tablilla conocida como Nabón 8. Dichas tablilla, en cuya cabecera figura que fue escrita en el año primero de Nabonido, dice que el rey Nabonido tuvo un sueño en el que el dios Sin le ordenaba reconstruir su templo en la ciudad de Harrán, destruída por los babilonios 54 años atrás.

    Como Nabonido subió al trono en el año 556 a.e.c. -lo cual puede comprobarse en el libro ‘Perspicacia’ de los testigos de Jehová-, su año primero de reinado correspondió al 555 a.e.c. Y 54 años atrás llevan al 609 a.e.c. como año de la destrucción del templo de Harrán por los babilonios. Ha de tenerse en cuenta que los babilonios destruían los templos de las ciudades que conquistaban para hacer ver a los ciudadanos que el dios al que ellos se encomendaban no tenía poder contra Babilonia.

    Corroborados los años 609 y 539 a.e.c., entre los que median los 70 años de duración del imperio babilonio tras la conquista total de Asiria, y corroborado que los reyes babilonios entre Nabucodonosor y Nabonido reinaron entre todos un total de 66 años hasta la caída de Babilonia, ha de aceptarse necesariamente la verdad de que Nabucodonosor ascendió al trono en el año 605 a.e.c. y que su año 18 de reinado, en que destruyó Jerusalén, fue el 587 a.e.c.

 

sábado, 17 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (5)

(Traducción del libreto de John Power)


 La Biblia no dice en qué año de nuestro cómputo cayó Babilonia (1)

    Se sabe que Babilonia cayó ante los persas y los medos en el año 539 a.e.c., pero no porque lo diga la Biblia, sino porque los historiadores calcularon la fecha a partir de la cronología de Egipto.

    La cronología egipcia ofrece una serie de fechas que son del todo exactas y están científicamente comprobadas. Una de estas fechas exactas fue el año 610 a.e.c., en que ascendió al trono de Egipto el rey Necao II, hijo de Psamético I.

    A Necao II se le conoce en la Biblia como Nekó. Este rey, en el año primero de su reinado -a partir de mediados de marzo del año siguiente o el 609 a.e.c.- subió en ayuda de los asirios guarecidos en la ciudad de Harrán.

    En Harrán se había refugiado el rey asirio Asurubalit II cuando Nínive, la capital del imperio asirio, fue conquistada por los babilonios al mando del rey Nabopolasar, padre de Nabucodonosor.

    Nabopolasar fue con sus tropas a Harrán y la conquistó, destruyendo el templo del dios Sin. Al mismo tiempo subía de Egipto Necao o Nekó; pero no pudo ayudar a los asirios de Harrán, que ya habían caído en manos de los babilonios.

    Como la toma de Harrán duró pocas semanas, los historiadores, partiendo de la fecha del 610 a.e.c., ya estaban seguros de que Harrán fue conquistada en el año 609 a.e.c. Y como el imperio babilonio duró exactamente 70 años después de que terminara de anexionarse Asiria tras la caída de Harrán, los historiadores aplicaron esos 70 años al 609 y así pudieron llegar al 539 a.e.c. como fecha de la caída de Babilonia. Posteriormente los historiadores corroborarían por diversos medios las fechas 539 y 609 a.e.c.

    Sin embargo, la directiva de los testigos de Jehová -sea el Cuerpo Gobernante o la Sociedad Watch Tower- se obliga a mantener la fecha del 629 a.e.c. como año de la caída de Harrán ante los babilonios. La fecha parte de un grave error que el adventista Nelson H. Barbour le pasó como doctrina a Charles T. Russell. Como Russell era demasiado joven entonces y su conocimiento de la Biblia no era todo lo deseable que debería ser, creyó en todo lo que Barbour le explicaba y se lanzó a predicarlo como palabra de Dios, sin detenerse a investigar si lo recibido era cierto o no.

    La fecha del 539 a.e.c. la corroboraron los historiadores partiendo principalmente del año de inicio de reinado de Nabucodonosor. Cuatro años después del 609 a.e.c., en que cayó Harrán y con ello terminó Babilonia de anexionarse el imperio asirio, los egipcios se apoderaron de la ciudad de Karkemis.

    Como Nabopolasar se hallaba enfermo en Babilonia, mandó a su hijo Nabucodonosor a conquistar Karkemis. El heredero del trono babilonio tomó Karkemis en el año 605 a.e.c. y ese mismo año moría en Babilonia Nabopolasar, por lo que Nabucodonosor fue hecho rey.

    Dado que Nabucodonosor había sido entronizado en el 605 a.e.c., los historiadores aplicaron a ese año el conjunto de los tiempos de reinado de los reyes Nabucodonosor, Awel Marduk o Evil Merodac, Neriglisar, Labashi Marduk y Nabonido, que fueron los reyes babilonios siguientes a Nabopolasar.

    Esto está documentado por decenas de miles de tablillas cuneiformes descubiertas en las excavaciones de Babilonia, las cuales insertan en su cabecera el nombre del rey en activo, así como su año de reinado. Todas las tablillas descubiertas están de acuerdo con los historiadores antiguos que legaron a la posteridad un listado de los reyes babilonios. Así, Beroso y Tolomeo documentan que Nabucodonosor reinó 43 años; Awel Marduk o Evil Merodac, 2 años; Neriglisar, 4 años; Labashi Marduk, solamente unos meses; y Nabonido, 17 años. (Continúa).

 

jueves, 15 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (4)

(Traducción del libreto de John Power)


La Biblia no da fechas

    Efectivamente, las fechas las dan los historiadores, ya que no se indican en la Biblia. La Biblia no dice que Babilonia cayó en el 539 a.e.c. ni que los judaítas salieron del destierro en el 537 ni que Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor en el 607 ni en el 606 ni en el 587 a.e.c.

    Las fechas de ciertos acontecimientos bíblicos fueron establecidas por los historiadores, tomando generalmente como base el año 539 a.e.c., en que cayó Babilonia ante Ciro. Más tarde las fechas fueron corroboradas por nuevos descubrimientos de tablillas cuneiformes y por el estudio de la tablilla VAT 4956, un diario astronómico cuyos datos los científicos introdujeron en el  programa informático que manejaban para conocer las posiciones estelares y los eclipses en un lapso de 25.920 años. De este estudio surgió la fecha científica absoluta, el 568 a.e.c., que sirve hoy como fecha base para medir los tiempos históricos.

    El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová niega la fecha absoluta científica del 568 a.e.c. porque le echa por tierra, entre otras, las fechas del 607 a.e.c., 1914 y 1919, las cuales impone como si fueran la propia palabra de Dios, y considera como fecha absoluta la del 539 a.e.c., fecha que tanto la Watch Tower como el Cuerpo Gobernante toman de los historiadores. Sin embargo el 539 no es fecha absoluta porque no está comprobada astronómicamente. Solamente es fecha exacta, pero no absoluta.

    La Biblia puede dar tiempos relativos, pero en modo alguno da fechas. Muchos testigos de Jehová creen que las fechas de los acontecimientos bíblicos están sacadas de la Biblia. La realidad es que las fechas las dieron los estudiosos de la Historia, la cual está corroborada por la Arqueología y ésta a su vez por la ciencia de la Astronomía.

    A excepción del 539 a.e.c. -y del 515 a.e.c. para la inauguración del nuevo templo de Jerusalén en el año sexto de Darío-, las fechas que maneja el Cuerpo Gobernante y que recibió de la Sociedad Watch Tower y ésta de Russell -en tanto que éste heredó fechas y doctrinas del adventista Barbour y Barbour de otros escrutadores anteriores-, no son correctas. Y en tales fechas incorrectas fundamenta sus doctrinas escatológicas la organización de los testigos de Jehová.

    Y lo peor de todo es que los adeptos se niegan a investigar la evidencia que señala que las fechas tradicionalmente heredadas por los testigos de Jehová no son correctas.

 

miércoles, 14 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (3)

(Traducción del libreto de John Power)


 
OBSERVACIONES:

    JUDAITAS.- En los tiempos de Nabucodonosor, los habitantes de la nación de Judá eran judaítas, no judíos. Se conocieron como judíos en un tiempo posterior, no precisado,  mucho después de la vuelta del destierro, debido a que, dado que los hierosolimitanos o habitantes de Jerusalén eran ya de diversas tribus israelitas, la nación se denominó Judea. Quienes redactaron la Biblia tiempo después del destierro babilonio llamaron judíos a los judaítas, aunque no es lo propio. Por eso, por la tardía redacción, aparece la denominación de judíos en libros como Isaías y Jeremías.

    A.E.C.-  La expresión a.e.c. se lee en realidad como ‘antes de la era cristiana’ y no como ‘antes de la era común’, que es lo que aduce la gerencia de los testigos de Jehová. Dada la diversidad de creencias en el planeta, no existe una era común para todas ellas. Cada cual cuenta los años según los personajes que originaron las creencias religiosas a las que se acoge el creyente. En el caso de la cristiandad, se parte del supuesto año del nacimiento de Jesucristo, aunque tal año fue calculado incorrectamente por el monje Dionisio en el siglo VII. Según la cronología romana, Dionisio se equivocó en siete años de menos.

 

 

martes, 13 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (2)

(Traducción del libreto de John Power)


PROLOGO (2)

    La Verdad no cambia jamás. Y si cambia, es que no se trata de la Verdad, sino de un entendimiento humano de la misma, como ha sido el caso en todos los cambios doctrinales. El no aceptar ese entendimiento que se daba como Verdad le ha costado a cientos de miles de personas sinceras la expulsión de la congregación.

    Ya el apóstol Pablo decía que muchos llegarían a creer la mentira como si fuera verdad. Y los miembros del Cuerpo Gobernante, así como la mayoría de superintendentes y ancianos, aceptan la mentira creyendo que se trata de la Verdad de la palabra de Dios. Lo creen así porque no se atreven a investigar imparcialmente. Hacerlo supone apostasía y temen ser expulsados de las filas congregacionales, con el consiguiente profundo reproche antisocial.

    He tenido conversaciones con muchos ancianos que en el fondo, debido a su estudio imparcial de la Biblia, no creían en gran parte de las doctrinas que el Cuerpo Gobernante imponía. Personalmente nada pude hacer ante eso, pues de otra manera, si informara del asunto, aquellos serían expulsados y la organización se hubiera quedado sin apenas ancianos. Esto también les surgió a otros compañeros superintendentes. Tuve que callar porque, de tanto escuchar a los ancianos dubitativos, ya empezaba a tener mis dudas, que eran realmente serias. Otros superintendentes con quienes trataba asiduamente también tenían las suyas.

    Hubo ancianos que abandonaron la organización; pero la mayoría de los que tenían dudas profundas se veían incapaces de marcharse debido a intereses familiares, profesionales, comerciales y sociales entre sus familiares y compañeros de creencia. Por otro lado, dejar de ser anciano supone no ser bien visto por los demás, a no ser que se trate de casos de grave enfermedad.

    Por entonces un anciano me pasó el libro ‘Crisis de conciencia’, escrito por Raymond Franz, ex miembro del Cuerpo Gobernante.  Al principio no me atreví a leerlo; pero al hojearlo y ver que el autor trataba con gran respeto a sus ex compañeros y a los testigos de Jehová en general, la sorpresa hizo que me enfrascara en su interesante lectura. A partir de ahí comenzaron  a disipárseme algunas dudas.

    Posteriormente otro anciano me facilitó el libro ‘Los tiempos de los gentiles reconsiderados’, el cual me sorprendió por la demostración histórica, arqueológica y astronómica de las fechas reales de los acontecimientos bíblicos que la gerencia de los testigos de Jehová adelanta en veinte años para que le cuadren los errados setenta años del cautiverio judaíta en Babilonia.

    El Cuerpo Gobernante aduce que los historiadores andan a tientas y que, como no se basan en la Biblia, no pueden saber la verdad de las fechas. Sin embargo el Cuerpo Gobernante acepta la fecha del 539 a.e.c. para la caída de Babilonia, fecha que la descubrieron los historiadores.

    Las demás fechas de los historiadores no las acepta el Cuerpo Gobernante porque le echa por tierra la teoría de los 70 años, así como la de los 2.520 años de los siete tiempos de Daniel, que equipara a los tiempos de los gentiles. Con ello se les descuelga por completo la fecha de 1914, fecha inventada por religiosos protestantes anteriores a los adventistas y que Russell la recibió a ojos ciegas del adventista Barbour. Igualmente los 70 años y los 2.520 años son invenciones o maquinaciones mentales de religiosos de la que el Cuerpo Gobernante llama Babilonia la Grande.

    En el presente libreto me limito a repetir y resumir, de la manera más sencilla que conozco, lo más sucinto de lo que otros han escrito. Por tal razón me encuentro en deuda con autores como Raymond Franz, Carl Olof Jonsson, Don Cameron y José Yosadit Von Goethe. De este último retomo literalmente, con su permiso, buena parte de los párrafos, por la claridad con que se expresa.

    Podía haber titulado este libreto como ‘La Biblia no dice…’ Y es cierto que la Biblia no lo dice; pero lo dicen Russell, Rutherford, la Watch Tower, el esclavo fiel y discreto, el Cuerpo Gobernante, la Organización… Y la palabra de todos estos se considera como si fuera la de Dios mismo, tanto que, quien no la acepte, es expulsado de la congregación. Después, en un tiempo no muy lejano, esa palabra es cambiada porque se aduce ‘nueva luz’ en el entendimiento. Y así no hay manera de llegar a un conocimiento exacto de la Verdad, porque los cambios en el entendimiento son continuos.

    En realidad los testigos de Jehová no están en la Verdad, sino en el entendimiento de la Verdad. Y ese entendimiento es el de los líderes de la central mundial de los Testigos, que no el entendimiento de los propios Testigos, quienes no pueden pensar independientemente de lo que imponga como doctrina el Cuerpo Gobernante. Ni siquiera pueden investigar imparcialmente la Biblia, si no es con ayuda de las publicaciones de la Watch Tower, y siempre bajo la perspectiva del versátil entendimiento doctrinal del Cuerpo Gobernante.

    Si realmente la Biblia fuera un libro que solamente había de entenderse bajo la perspectiva de una organización religiosa futura, no tiene sentido que se haya escrito miles de años atrás. Un padre no escribe una carta a sus hijos para que la lean las gentes de milenios después y no sus propios hijos.

     La persona de mente abierta y escrutadora descubrirá otros temas interesantes que se me habrán escapado. Con este trabajo solamente pretendo aportar algo de luz a quienes sinceramente buscan la Verdad. Y la Verdad nunca se descubre si se tienen ideas preconcebidas en contra de ella. Este trabajo va especialmente dirigido a los pastores, sean ancianos o superintendentes, de los testigos de Jehová, aunque no dudo que también será de utilidad para quienes no detentan el pastoreo. (Fin del Prólogo).

 

lunes, 12 de febrero de 2018

REPLANTEAMIENTOS DOCTRINALES (1)


(Traducción del libreto de John Power)

 
PROLOGO (1)
 
    Se consideran en este opúsculo cuestiones doctrinales que son básicas en la organización de los testigos de Jehová y que son motivo de expulsión de las filas congregacionales de quienes no las acepten. A estas personas expulsadas o desasociadas se las tiene por apóstatas del cristianismo verdadero, que así considera el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová al conjunto de conocimientos, normas y prácticas de su organización, sin importar si cambian con el tiempo.

   Por más que se mire, las doctrinas subsecuentes aquí expuestas no vienen en la Biblia ni se desprenden de ella. Las tales le fueron en principio impuestas a Russell por los adventistas y de ahí pasaron a los Estudiantes de la Biblia y, en 1931, a los testigos de Jehová, movimiento creado por Rutherford con el escaso 30% de los Estudiantes de la Biblia que no habían abandonado la organización entre los años 1926  y principios de 1927, cuando se constató que en 1925 no habían resucitado los patriarcas ni vino el Armagedón, como predicaba Rutherford de viva voz y a través del folleto ‘Millones que ahora viven no morirán jamás’.

    Russell, que en plena juventud fundó el movimiento de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, no se paró a investigar si eran bíblicas las fechas y doctrinas que en 1876 le transmitía el adventista Barbour, quien fue discípulo del fundador del Adventismo, William Miller. Estas fechas y doctrinas las adoptó Barbour de religiosos y escrutadores bíblicos anteriores a él, aunque después modificó el significado de alguna de esas fechas y doctrinas.

    La base doctrinal de las enseñanzas de los testigos de Jehová está en la creencia de que los judaítas pasaron setenta años en el destierro babilónico, después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén y su Templo en el año 18-19 de su reinado. Sobre esta base de los 70 años se erigen las fechas 607 a.e.c., 537 a.e.c., 1914 y 1919. Si se demuestra que los judaítas no pasaron setenta años en el destierro, sino muchos menos, está claro que las fechas edificadas sobre los 70 años se vienen abajo. Con ello se desbarajusta el año 1914, esencial en el conglomerado de doctrinas del Cuerpo Gobernante.

    Repetimos que todas estas fechas y las doctrinas que de ellas emanan no son producto de la mente de Russell, sino que fueron aceptadas por él de los adventistas y Russell no las cuestionó, habida cuenta de su escaso conocimiento bíblico. Si Russell hubiera tenido el suficiente conocimiento de la Biblia, Barbour no le hubiera convencido de fechas y doctrinas.

    Lo mismo es cierto de los 2.520 años que la gerencia de los testigos de Jehová imparte como doctrina de la duración de los siete tiempos del profeta Daniel, tiempos que para Barbour, y después para Russell y sus seguidores, eran lo mismo que los tiempos de los gentiles de los que habla el evangelio de Lucas. Los 2.520 años fueron inventados por el escrutador bíblico John Aquila Brown. Dicha elucubración mental no bíblica la publicó en 1823 en su libro ‘El Atardecer’.

    Los escrutadores posteriores aceptaron la teoría de los 2.520 años sin pararse a investigar sobre su veracidad. La teoría pasó de estos escrutadores a los adventistas y de los adventistas a los Estudiantes de la Biblia, siendo aceptada finalmente por los testigos de Jehová, quienes aún no se han detenido a investigar seriamente su procedencia, lo cual está condenado por el Cuerpo Gobernante como ‘pensar independiente’ y, en último extremo, como apostasía.

    Restableciendo a su entendimiento original y correcto los 70 años de los que habla el profeta Jeremías, las fechas 607 a.e.c., 537 a.e.c., 1914 y 1919 pierden su razón de ser, ya que están edificadas sobre una base del todo falsa, pues los judaítas no estuvieron 70 años en el destierro después de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén en el año 18-19 de su reinado. Jeremías no dice que su carta la dirigía a estos desterrados, sino a desterrados de once años antes de la destrucción de Jerusalén, que es lo que claramente indica la Biblia, aunque el Cuerpo Gobernante insista en que, por creer que ha sido comisionado por el mismo Jesucristo para interpretar la Biblia -lo cual se demuestra incierto-, Jeremías se estaría refiriendo forzosamente a los desterrados del año 18-19 de Nabucodonosor.

    Aunque personalmente tenía mis dudas acerca de ciertas doctrinas del llamado ‘esclavo fiel y discreto’, fueron algunos ancianos de las congregaciones los que sincera y abiertamente, sin temor a las consecuencias que de ello se derivaran, me aportaron dosieres sobre doctrinas que el Cuerpo Gobernante debería cambiar por no ser bíblicas. El haber hecho llegar tales dosieres al Cuerpo Gobernante hubiera supuesto la expulsión inmediata de estos ancianos y probablemente la mía.

    He estudiado detenidamente todo esta información y de ella, así como de otras publicaciones, extracto la materia del libreto que nos ocupa. Estoy convencido de que el Cuerpo Gobernante no es consciente de las inexactitudes que predica, inexactitudes sobre las que ha edificado el entero edificio doctrinal.

   Durante años fui superintendente de circuito y después de distrito. La presente obra la firmo con pseudónimo, dadas las circunstancias en las que me encuentro, si bien estoy contento de haber tomado la decisión que tomé.

    Los continuos cambios de doctrinas, que para el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová son ‘nueva luz’, me hicieron pensar que algo no podía ir bien en la organización de los Testigos. La nueva luz supondría que el entendimiento anterior se completaría de alguna manera y no que más tarde fuera un entendimiento enteramente distinto. Es lo que ha sucedido, por ejemplo, con la generación que no pasaría y con la idea del concepto de ‘esclavo fiel y discreto’. (Continuará).